Si te hablara del Conde de
Siruela, muy seguramente pensaras que te estoy hablando de algún nuevo tipo de
Nutella, pero el Conde de Siruela fue
uno de los hijos que tuvo la Duquesa de Alba. Antes de contraer nupcias (con este completaba tres
matrimonios) con Alfonso Diez la Duquesa decidió repartir sus bienes entre sus
hijos, les entregaba el dinero pero ella lo iba a seguir usando: algo así como
te lo doy pero te lo guardo porque tu eres muy tonto para que los uses. Pues el
Conde de Siruela, hijo de María del Rosario Cayetana
Fitz-James Stuart y Silva- Mejor conocida como la duquesa de Alba-
salió de pelea con su madre y no le volvió a dirigir nunca mas la palabra; en
el 2014 murió la Duquesa dejándole a su hijo unas cuantas fincas rurales, en
todo caso este personaje ya tiene su fortuna que ha logrado a través de su
editorial Siruela.
Creo
que tu y yo nunca tendremos este problema, carezco de dinero, propiedades,
finca raíz, obras de artes, joyas, acciones de la bolsa; no compro loterías, ni
participo de rifas y no tengo una anciana tía millonario que piense heredarme
una inesperada fortuna, eso es asi en este momento y probablemente sea asi
cuando se llegue la hora de irme de este mundo.
Igual
no me preocupa, al igual que Steve Jobs, yo pienso que lo mas importante no es
ser el muerto mas rico del cementerio sino poder pasar por este mundo y por lo
menos hacer algo realmente bueno.
Cuando
yo tenia como ocho años mi abuelo me regalo un frasco lleno de monedas, no creo
que hubiera ninguna moneda valiosa, tan solo recuerdo una hermosa moneda
francesa a la cual en un arrebato de estupidez adolescente le abrí un hueco y me
la colgué del cuello; fui muy poco cuidadoso con esa colección y la termine
perdiendo, hasta mucho anos después he podido entender el valor que tiene un
recuerdo del pasado en forma de objeto, por eso he comenzado una colección de monedas
de diferentes partes del mundo para regalártelas cuando tengas siete años y así
de alguna forma, la cual no sé si funcionara o no, poder resarcir mi falta de
cuidado. Espero poder encontrar aquella rara moneda francesa y entregártela
junto al resto de monedas.
Dentro
de esta pobreza franciscana que te estoy ofreciendo, y esta resignación
estoica, anhelo poder ofrecerte una muy discreta herencia.
Te
quiero dejar para cuando yo me haya ido:
El
recuerdo de muchos amaneceres a tu lado
Poder
enseñarte el gusto por los gatos, y como
cambiarles el peinado con solo doblarles una oreja.
Como
hacer leche condensada revolviendo leche en polvo con azúcar
Te
quiero dejar esa cantidad inútil de libros, en especial aquel viejo libro que
tiene los cuentos de Oscar Wilde, que compre un domingo en la tarde en
Medellín.
Mis
cds de música, quiero que conserves, mi pequeña colección de jazz
Quiero
que me recuerdes como el primer hombre que invitaste a cenar dándole de comer
unas deliciosas tortas de tierra decoradas con hojas del jardín.
Mi
colección de estampillas de la década de los cuarenta.
Las
historias de mi abuelo para que tu los conserves y se las cuentes a tus hijos.
La
ternura áspera de mi abuela .
El
sabor acido de los tréboles
Lo
delicioso que es el olor del pan recién horneado
La
foto de mi abuelo con su traje de militar.
El
amor que le tengo a tu madre.
Un
montón de “no hagas eso”
Los
cinco vinilos originales de los Beatles de la época de los sesenta.
Y
asi espero ir sumando objetos, recuerdos, sentimiento para entregartelos el dia
que yo me vaya y de alguna forma tratar que mi recuerdo se quede prendado a
ellos, pues ese es el valor de los objetos, el recuerdo de las personas, los
valores comerciales son efímeros y cambiantes y los que aprecian las cosas por
su costo nunca aprecieran lo hermoso de la vida.
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