viernes, 9 de marzo de 2018

MI NOMBRE

Querida Dharma.

Hace unos días me encontré con un  personaje de Ocaña, Al que llaman Ospina, desde hace unos  años atrás no tenemos la mejor de las relaciones, en lo mas profundo de mi sé que no me estoy perdiendo de nada al no hablar con él, todo lo contrario me estoy haciendo un bien para mi alma y mi espíritu; pues como te decía al encontrármelo me grito, tratando de hacerme daño con cada una de sus palabras, “como estas de barrigón” y yo actuando en defensa propia, y recordando un chiste le conteste: “lo barrigón se me quita con gimnasio pero tu estupidez no se quita con nada”
En mi vida me han llamado de muchas formas, recuerdo que mi profesora de español de 8 grado me dijo alguna vez: “caminas como vaquero”, en ese tiempo era normal que los profesores fomentaran el bullying entre los alumnos, esa frase que me lanzo ella me acarreo que me pusieran un sobrenombre durante todo ese año y que para quitármelo terminara rompiéndome la nariz con otros niños, todo gracias a la creatividad de aquella mal llamada educadora.
Todas los sobrenombres que recibí durante mi adolescencia por ser gordo, por no caminar como los demás, por tener una mente muy imaginativa llevaron a que a mis catorce años me dedicara a ingerir licor y fumar, a los 15 años era un ser solitario que se refugiaba en escuchar música y encerrarse en su cuarto para protegerse de los títulos que las personas me ponían.
Fui creciendo y mi mal carácter, mi agresividad se convirtieron en escudos para protegerme de la forma en que las personas me llamaban, nunca desaparecieron los adjetivos para mi, pero la gente los lanzaba con un poco mas de mesura.
Cuando me fui a vivir a Medellín, los paisas me decían Costeño por mi acento, a mi me molestaba pues era claro, por lo menos para mi, que mi acento difería mucho al de los costeños.
Después de graduarme de la universidad la gente comenzó a llamarme “Doctor”, ese titulo me molesto mas que cualquier otro que hubiera tenido en mi vida, algunas personas no han entendido que no soy doctor, que me faltan muchos años de estudio, los cuales no pienso cursar, para llegar a tal dignidad. Algún profesor amigo me dijo una vez ¿sabes quienes viven de los cartones*? Los recicladores, no te conviertas en un reciclador acumulando cartones para poder hacer su cambuche**
Con el tiempo se me fue cayendo el cabello y junto a los apodos por mi gordura se fueron juntado los sobrenombres por mi calvicie, pero para este momento de mi vida  poco ya me interesa y yo mismo me hago burla de mis condiciones, algunos dirán que es resiliencia yo pienso que mas bien es un tipo de mecanismo de defensa que me hace parecer a mi agresor.

Si supieras lo mucho que disfruto cuando la gente me llama por mi nombre o por mi apellido materno, para mi es el mayor respeto o dignidad que me pueden dar, a veces es tan raro que alguien me llame por el nombre que cuando lo hacen no volteo a ver quien me esta llamando.

El 29 de diciembre del 2016 a esto de las 3 de la tarde paso algo muy curioso, yo llevaba seis meses por fuera de la casa, sin ver a tu mamá y a ti, y cuando llegue saliste a la puerta y me recibiste con un gran: PAPAAÁ; Como te venia contando a mi me han llamado de muchas formas en la vida pero la forma que le dio realmente sentido a mi existir se los diste tu con esa palabra; una palabra tan vacía de significado cuando la aprendí en mi lejana niñez, por no tener a quien decírsela, retumbo en mi haciendo desmoronar cada defensa que había impuesto para ser alguien duro y fuerte, esa palabra me volvió humano, buena razón tenia Don Antonio Machado  cuando dijo
“Dicen que el hombre no es hombre mientras no oye su nombre de labios de una mujer”

*En Colombia se llaman “cartones” a los diplomas de las titulaciones
** Cambuche: Vivienda

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