domingo, 22 de mayo de 2016

PERDIENDO LA VIDA

Bueno el asunto comenzó hace más de seis meses, yo tenía un trabajo bien pago, unos excelentes jefes, unos  muy buenos compañeros de trabajo pero mi familia estaba lejos y me toco decidir entre mi familia o mi trabajo y pues obviamente me quede con mi familia.
Desde ese tiempo para acá me  han puesto un nuevo apellido, ahora soy Carlos El Desempleado.  La gente en la calle me pregunta: ¿oye que estás haciendo?, y yo les contesto: nada, estoy buscando trabajo, y ellos en su infinita sabiduría me interpelan: ¿y ya llevaste la hoja de vida a la Alcaldía? En ese momento yo quisiera contestarles: si, ya lo he hecho varias veces pero estamos en Ocaña y acá no tienes posibilidad de trabajar, por un mísero sueldo, en una entidad pública si antes no le has besado el trasero al político de turno.  Me tranquilizo y les contesto: no señor, aun no la he llevado, como respuesta de este hermosos dialogo, que debo soportar dos o tres veces al día, me lanzan una mirada de: “este maldito vago, es un mantenido más”.
Por otro lado está la familia, si la misma familia por la cual he decidido pinchar el globo de mis sueños, ellos no escatiman oportunidad para hacerme sentir M A L, pues es inconcebible que tu madre sea la encargada de los gastos de la casa, ellos no entienden que en una yunta cuando un buey no puede jalar la carga el otro lo apoya, no en esta sociedad el hombre es el que siempre debe jalar la carga así pierda su vida con ello.
Muchas veces salgo contigo a dar un paseo a la calle o te llevo al parque y es curioso ver cómo la gente es incapaz de brindarme un espacio en el andén, no me da un permiso o no hacen un pare para permitirme pasar la calle, aun siendo esto una norma de tránsito, parece ser que la sociedad le gusta hacerte  saber que si tú eres hombre no debes andar cargando bebes por la calle, y jodete porque no te vamos a alivianar tu paso, el hombre que carga bebes en la calle es el que está mal y si no lo entiendes te echo la moto y el carro por encima, como ya lo han hecho varias veces conmigo, solo por el hecho de ser hombre.
En este momento de la vida el sinónimo de progreso es: tener una maestría no importa donde la consigas, si es a distancia o presencial o lo peor del caso si has aprendido algo o por el contrario solo gastaste 15 millones de pesos en un cuadrito de cartulina para decorar la sala de tu casa; tener un carro de preferencia una camioneta negra con unas caricaturas atrás que hacen referencia a tu familia; haber viajado a Cancún y poner fotos en Facebook o instagram de tu paseo por la  pirámide de Chichenitza; Tener un Iphone última generación y tomarte muchas fotos frente al espejo en donde se pueda ver la manzanita y lo mejor de todo, lo deje al final, hacerse pajazos mentales,  creyéndose ricos porque tienen una cabaña en las afueras de la ciudad.
Pero tu papá no tiene ninguna de esas cosas, muy posiblemente tampoco las consiga próximamente, el asunto es que creemos que la sabiduría es la acumulación de conocimientos y que la ignorancia es la falta de ellos, y en la dualidad de mundo en el que vivimos una cosa es mala y la otra es buena. Pero en últimas que es una y que es la otra sino simplemente ilusiones, el gran sabio termina adorando su ciencia y le construye un altar sin saber que en la cumbre de su conocimiento se está comportando como el primitivo que le hace un baldaquín al sol y a la luna. Poseemos lo que no nos pertenece y poniéndole nombre  aseguramos nuestro derecho sobre ello, tenemos una tierra y decimos que es la hacienda X, compramos un caballo y le ponemos por nombre Y, y creemos que con esto les aseguramos un puesto en nuestro inventario, pero no es asi pues no son nuestro ni nunca lo serán.
En este momento las personas y mi familia me ponen un nombre que no es el mio: pobre, desempleado, desgraciado, vividor, vago y piensan que dándome un nombre y mandándome a trabajar ya solucionan mi vida. La gente siempre es feliz solucionándote la vida. De pronto no entienden que muy dentro de mi si hago un trabajo  y que  una forma de ganarme la vida es perdiéndola.




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