lunes, 20 de abril de 2015

Encuentros y despedidas

Hija
Al principio de los tiempos estábamos tu, tu madre y yo fusionados en una gran masa que hervía a temperaturas para nosotros inimaginables, un buen día aquella fusión de la cual hacía parte todo el universo exploto, dicen los científicos que saben, que probablemente se escucho un gran BANG, yo creo que lo que se escucho fue un inmenso BOOM. Después de ese gran sonido comenzamos a separarnos, y a formar el universo: solo un segundo después, nuestros protones y neutrones habían recorrido millones de kilómetros y la temperatura había descendido diez millones de grados, para dejarnos con la fría temperatura interna de mil soles, pero toco esperar 100 segundos mas para que la temperatura descendiera otros mil millones de grados  y poder formarse nuestros primeros átomos que fueron Helio, litio berilio.
Durante millones de años nuestros nuevos y relucientes átomos se separaron  mas y mas enfriándose poco a poco y en ese procesos se fueron creando planetas , muy seguramente que nuestros átomos estuvieron disperso en muchos de estos planetas.
Llego el momento en que la temperatura del gas Helio y del Hidrogeno tuvieron la temperatura que logro crear el carbono y el oxigeno. Y por esas extrañas casualidades de la vida estos átomos, en conjunto con unos átomos mas, vinieron a parar a una roca que orbitaba  alrededor de una estrella de segunda generación, a la que hoy llamamos SOL.
Al principio cuando llegamos a esta roca no estaban todos los átomos que nos conforman, mucho de ellos han llegado del espacio en forma de lluvia cósmica  desde que la tierra se inauguro.
En nuestra nueva casa todos nuestro átomos flotaban en una gran sopa, al principio fue confuso: acá estaban unos átomos de berilio, allá estaban los átomos de hierro que haría parte de la Torre Eiffel y por acá se pavoneaban los átomos con los que elaboraría el cuerpo de Einstein.
Algunos átomos muy atrevidos, hicieron una asociación y crearon la primera ameba y de ahí en adelante la moda fue ser ameba, yo quería ser ameba y tú también querías serlo, y pues ahí poco a poco nuestros átomos se pusieron a la nueva moda: hacer parte de un organismo vivo.
No contentos con esta moda llegaron tendencias, unos quería ser peces, otros querían ser reptiles, dinosaurios y otras cosas.
Muchas veces nuestros átomos se encontraban en un hueso o en un órgano de alguna nueva forma de vida, y nos abrazábamos y luego cada uno tomaba por su camino, yo no escatimaba momento o lugar para abrazar tus átomos y tus nuevas cadenas de carbono.
Nos convertimos en grandes monos, y del cielo iban llegando átomos que habíamos conocido desde el principio, les dimos a bienvenida y los invitamos a hacer parte de la fiesta.
Siendo monos dominamos el fuego, aprendimos a amarnos, nos alegraba mucho cuando lográbamos dar vida a una nueva combinación de cadenas de carbono, células y códigos de Adn, que no era otra cosa que una nueva forma de agrupar los que fuimos  en aquella gran bomba cósmica.
Fuimos el pueblo escogido, los enigmáticos egipcios, los lejanos chinos, construimos los colgantes de Babilonia, escribimos las hazañas de los dioses del Olimpo, y fabricamos un dios solitario y vengador el cual tuvo muy buena acogida entre nosotros.
Nos aferrábamos unos a otros cada vez que nacía una vida y nos separábamos tristes cuando una comunidad de átomos decidía volver a la tierra para renovarse.
Tuvimos conciencia, fuimos egoístas y nos matamos unos a otros.
Hubo un tiempo en que dejamos de unirnos solo por el fortuito azar o por los caprichos atómicos, sino que comenzamos a ser el resultado de nuestras decisiones.

Tu bisabuela tuvo que ser golpeada por su padre, maltratada y abandonada por la familia, ella se formo con los átomos del cloruro de sodio, pues en su vida todo fue lagrimas y sudor, es decir agua salada en grandes cantidades: se unió  con tu bisabuelo que era la suma de la mas férrea voluntad, parecía que en el estaban los átomos de los metales mas duros del universo. La mezcla de esa sal y de ese hierro creo personas con el alma oxidada,  tanto así que de 7 hijos seis murieron, dejando una sola mujer: tu abuela.
Tu abuela, mi madre, fue la evolución del hierro y el carbón, se convirtió en acero y le toco trabajar desde pequeña, al principio en aquel campo en donde vivían ellos, luego en Ocaña y después en Venezuela. Estando lejos conoció a un hombre que era como el Éter la cual le dejo la semilla en su vientre y se evaporo.
De ahí nací yo mezcla de gas, metal, agua y sal: criado con el hierro y el salitre, enfrentándose con el acero y buscando alejarse del gas etéreo.
Tuve muchas posibilidades en la vida de conseguir otros átomos para forma un camino, pero me decidí por las células de tu madre, en cada núcleo, protón, electrón que me conforman hay una memoria de los momentos que vivimos abrazados en aquel universo de materia.
Y el día mas esperado llego y naciste tu, y de ahí en adelante hemos hecho de nuestra historia, una historia de encuentros y separaciones, como lo ha sido desde el principio del universo hasta nuestros días.
Cuando naciste me tuvieron a unos pasos de ti, en una sala de espera, y solo me entere que habías nacido un par de horas  después, pues al medico se le olvido informarme ese pequeño suceso: tu venida al mundo, estuve una semana contigo y tu madre, hasta que me toco seguir trabajando y las deje para irme a nuestro hogar. Pasaron tres meses en los cuales nos veíamos periódicamente, y después volvieron para estar conmigo pero la suerte otra vez nos separo y cuando ustedes llegaron yo ya me había ido, paso un horrible mes de distancia y volvimos a reunirnos, pasaron unos cuantos meses, y cuando pensamos que la amalgama se había solidificado, el trabajo me llevo de nuevo a estar lejos de ustedes, hasta el día de hoy.
Como ves no ha sido una relación marcada por estar unidos, desde siempre hemos estado abrazándonos y alejándonos. Dharma espero que sepas entender que como al comienzo, el universo solo se puede crear cuando nos encontramos y nos separamos.